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PRIMAVERA VALENCIANA
by Pau Alabajos

Está en el ambiente. Se respira. Se nota. Hay urgencia por cambiar las cosas, ansias de inundar plazas y calles. El inventario de agravios aumenta, la indignación acumulada empieza a desbordar. La falta de escrúpulos y la prepotencia del Partido Popular es escandalosamente flagrante, y a los ciudadanos y ciudadanas de este País se nos han hinchado las narices: hemos perdido la paciencia definitivamente. De manera que nos vestimos con ropa ligera, nos ponemos unos zapatos cómodos y nos apoderamos de las calles.

Hacemos nuestra la vía pública porque estamos hartos de los negocios turbios y trapicheos de nuestros gobernantes. Porque Gürtel, Brugal, EMARSA y Noós son la punta de un iceberg de estiércol, suciedad y corrupción que nos indica hasta dónde llega el alcance de la metástasis. Porque las arcas públicas están vacías y no podemos pagar a las farmacias ni a los proveedores. Porque la Generalitat Valenciana se encuentra en quiebra técnica, hipotecada con una deuda de 63.675 millones de euros, el presupuesto total de cuatro años. Porque Bernie Ecclestone nos cobra 20 millones cada temporada por albergar la prueba de la Fórmula 1 en València, pero no hay dinero para calefacción en escuelas e institutos. Porque hemos financiado con 151 millones de euros un aeropuerto sin aviones y con 300.000 euros una escultura hagiográfica de Carlos Fabra, mientras que paralelamente nos vemos obligados a recortar la sanidad pública y otros servicios básicos. Porque el arquitecto Santiago Calatrava se ha embolsado 15 millones de euros por diseñar un proyecto de tres rascacielos helicoidales ubicados en la zona de la Ciutat de les Arts i les Ciències que nunca se construirán. Porque estos 15 millones de euros se suman a los 1238 millones (¡la cifra pone los pelos de punta!) que ha costado el complejo entero, presupuestado inicialmente en 308 millones: eso significa un sobrecoste del 300%, un dinero que pagarán con sus impuestos los hijos de los hijos de nuestros hijos.

Porque nos hierve la sangre cuando escuchamos a nuestro Molt Honorable (sic) President Francisco Camps confesarle “te quiero un huevo” a un mafioso de segunda división B. Porque no podemos ver los informativos de Canal9 más de cinco minutos seguidos sin que nos salga una úlcera en el estómago. Porque nos entran ganas de vomitar cuando nos enteramos que MetroValencia aleccionó a los técnicos de FGV antes de su comparecencia en la comisión de investigación parlamentaria sobre el accidente 3J, con el objetivo de convecer al juez competente de que el error humano era la única causa posible de la tragedia (esto en mi pueblo se llama mentir y tergiversar para no asumir las responsabilidades del accidente más grave de la historia de Europa: 43 muertos + 47 heridos). Porque nos cae la cara de vergüenza cuando el PP de Rita Barberà hace valer su mayoría absoluta en el Ayuntamiento de València y vota en contra de la retirada de los privilegios a Francisco Franco, que todavía es hoy en día alcalde honorífico de la ciudad (¡os juro que es verdad, podéis consultar las hemerotecas!). Porque ponemos el grito en el cielo cuando asistimos a la respuesta desproporcionada, la demostración de violencia gratuita y brutalidad policial, que la reciente nombrada Delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, autorizó contra alumnos de entre 12 y 17 años del IES Lluís Vives, que protestaban por los recortes en la enseñanza pública: cuatro días de golpes, insultos, detenciones ilegales, atentados contra la libertad de expresión y un largo etcétera de escupitajos a la democracia, como si hubiéramos hecho un viaje en una máquina del tiempo hasta febrero de 1951, con los grises repartiendo leña y el NO-DO mirando hacia otro lado.

Pero ha llegado un momento en que los ciudadanos y ciudadanas del País Valenciano nos hemos cansado, la indignación nos sale por las orejas, estamos hartos, extremadamente hartos. Y hemos decidido tomar las calles y exponer nuestra opinión. Manifestar públicamente nuestro descontento, nuestra vergüenza, nuestra animadversión hacia esta manera de hacer política, hacia el autoritarismo recalcitrante del Partido Popular.

Ya lo dijo Pablo Neruda, “podrán cortar las flores, pero nunca podrán detener la primavera”. Acabemos, entre todos, de una vez con este invierno larguísimo y demos la bienvenida a la primavera valenciana.

#PrimaveraValenciana

Pau Alabajos
Torrent, 18 de febrero de 2012